En la última década el término storytelling se empezó a asomar en todas partes. Muchas personas y organizaciones, en principio angloparlantes, empezaron a integrar este concepto a sus prácticas cotidianas, convirtiéndola en una técnica que promete transformar la forma en la que nos relacionamos entre personas y comunidades a través de la comunicación.
Pero incluso cuando el término empezó a marcar tendencia en años recientes, sus raíces se remiten al origen mismo del lenguaje en la humanidad. El storytelling es una composición de dos palabras en inglés: story, que significa historia y telling (del verbo to tell) que traduce contar; palabras más, palabras menos: contar historias. Así, al rastrear el origen de la práctica de “contar historias”, podemos viajar miles y miles de años en el tiempo hasta llegar a las primerísimas comunidades humanas. Dada su necesidad de supervivencia, de comunicarse entre sí y de darle sentido a su entorno, nace el lenguaje humano y, con él, el arte de contar historias.
El nacimiento del storytelling
Para darle cara a esta verdad, basta con remitirnos a las pinturas rupestres que varias comunidades humanas hicieron hace más de 40.000 años. Argentina, Francia, España y la reciente pintura rupestre más antigua del mundo descubierta en Indonesia, son ejemplos de algunas estas curiosas representaciones humanas, representaciones que además de darnos rastro de la antigua presencia humana en nuestro planeta nos revelan algo increíble: contamos historias (a través de distintos formatos) desde tiempos inmemoriales para inmortalizar nuestros saberes, transmitirlos generacionalmente y dejar un rastro de nuestro paso por el mundo.
Fuente: https://fusilerias.com/la-gorgona-teatro-celebra-una-decada-con-humor/
Los mitos y leyendas de cientos de miles de comunidades a lo largo y ancho del planeta Tierra, la pluralidad de religiones y sus respectivos libros sagrados y el teatro y la dramaturgia, son algunos otros ejemplos de nuestra larga tradición de contar historias. Lo cierto es que esta es una de las tecnologías humanas más antiguas de la historia, una que sin duda nos ha hecho sobrevivir, evolucionar como especie, crear artificios como las naciones y los Estados, preservar nuestra ancestralidad así como también crear futuro… En fin, una larga lista de virtudes -así como de oscuridad representada en guerras, colonización, violencias de género y étnicas, etc. tema para el que necesitaríamos un artículo aparte completo- que hemos podido traer a la vida gracias a eso, a contar historias.
El storytelling en la actualidad
Entonces sí, el storytelling no es una moda o mera tendencia, es una tecnología humana que hemos usado por muchísimo tiempo como especie. Pero claro, en la contemporaneidad muchas personas se han dado cuenta de cómo capitalizar el arte de contar historias y volverlo una técnica puede ayudarnos a mejorar como humanidad, a vincularnos con nuestros seres queridos de maneras muy profundas, a conseguir fondos para limpiar los océanos, a convertir nuestras causas en movimientos sociales transfronterizos, a lograr negociaciones de paz entre actores en conflicto… en últimas, a conectar desde nuestra humanidad compartida para lograr cualquier objetivo.
Así las cosas, el storytelling se configura actualmente como una técnica de comunicación que se sustenta en la antigua tradición humana de contar historias para facilitar la construcción y transmisión de mensajes de manera efectiva y emocionalmente resonante. En particular, se fundamenta en la variedad de estructuras narrativas que hemos creado a lo largo del tiempo para contar historias. Por ejemplo, la clásica estructura de los tres actos que aprendemos en el colegio de “inicio, nudo y desenlace”, o la estructura dramática de Gustav Freytag (basada en la estructura aristotélica) que busca darle picos de tensión y distensión a las historias -y en la que se basan muchas personas para crear películas u obras de teatro-, o la tan famosa estructura del viaje del héroe.
Los elementos del storytelling
Además de fundamentarse en contar historias de manera estructurada, el storytelling pone el foco en, primero, entender a la audiencia a la que va dirigido el mensaje y, segundo, diseñar ese mensaje alineado a aquella audiencia. Adaptar las narrativas a los intereses y experiencias de la audiencia asegura que el mensaje sea relevante y resonante, fortaleciendo la conexión, el compromiso e incluso la responsabilidad ética que tienen los mensajes que ponemos afuera en el mundo.
Un gran ejemplo sobre la contemplación de la audiencia para crear nuestro mensaje es el de la campaña contra el maltrato infantil de la Fundación Anar en España. Entendiendo que su público objetivo eran los propios niños y niñas para que pudieran reportar los casos de abuso, diseñaron un cartel con un mensaje oculto accesible únicamente para los menores. Esto se basaba en la comprensión de que un gran porcentaje de los abusos infantiles son perpetrados por sus cuidadores primarios, es decir, aquellos con quienes los niños caminan por la calle, donde se encuentran cientos de carteles. Así, la visualización del mensaje solo sería posible desde un ángulo específico, considerando la estatura de los niños y niñas.
A propósito de esto último, resulta importante situar geográfica y culturalmente el ejercicio del storytelling, no solo para entender los intereses y sentires de las audiencias locales para las que va dirigido el mensaje sino también para valerse de los saberes locales en torno al arte de contar historias. Si bien el contar historias es un atributo que compartimos como humanidad sin importar las fronteras, cada cultura humana es depósito de saberes y metodologías propias que responden a los intereses, anhelos, dolores y reivindicaciones contextuales.
Lo cierto es que no hay una sola forma de hacer storytelling. Desde escoger una estructura narrativa hasta entender muy bien a la audiencia y al contexto donde vive, resultan personalizando altamente el ejercicio de usar esta técnica. Pero así como hay diversas formas de abordarla, también terminamos dándonos cuenta de cómo contar historias es un lenguaje universal.
En Tell tenemos nuestra propia forma de contar historias y queremos ayudar a otras organizaciones a contar la suya propia. ¡Conózcanos!
Le puede interesar: 5 grandes charlas que lo inspirarán para contar historias en el trabajo.
Bình luận